Telepresentismo: la gran limitación del trabajo flexible

El teletrabajo pensado como trabajar desde casa reproduciendo la oficina, no funciona. En España tenemos aún muy arraigada la cultura del presentismo. En el trabajo remoto es el telepresentismo: la gran limitación del trabajo flexible.

¿De qué sirve que los empleados estén trabajando desde casa si están cumpliendo horas enfrente de un ordenador igual que en presencial?

Para que el teletrabajo funcione hay que cambiar el paradigma. Trabajar por objetivos y no por horas. En este post te contamos todo lo que necesitas saber, para poner esto en práctica y aumentar la productividad y la flexibilidad en tu empresa.

La modalidad telepresencial

Esta forma de trabajo va aún más allá que el presentismo convencional. En este último, se valora a la persona por las horas que pasa en la oficina y no por la productividad. Pero, el telepresencialismo implica que los trabajadores sientan la necesidad de demostrar que están conectados en su horario laboral, aunque esto no signifique que estén trabajando. Por no mencionar, esa disponibilidad absoluta 24/7, para cualquier cuestión laboral.

Esto, además de atentar contra el derecho a la desconexión digital que establece el artículo 18 de la LEY 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia; hace imposible la implementación de la flexibilidad propia de un modelo de trabajo remoto.

Trabajo flexible desde casa

El teletrabajo para ser efectivo se tiene que basar en 4 pilares:

  • Buena comunicación. Tanto sincrónica (Zoom, Teams, Topia, llamadas) siempre que sea necesario y sin excedernos; como asincrónica (correos, slack, documentos en la nube).
  • Flexibilidad. Un trabajador va a ser mucho más feliz y por tanto más productivo si pude empezar un poco más tarde para poder llevar a sus hijos al colegio o terminar antes e ir a hacer deporte.
  • Confianza. Esta debe ser mutua y la mejor forma de conseguirla es trabajando por objetivos en vez de cumplir horas.
  • Objetivos claros. Hay muchas herramientas que nos permiten trabajar de esta forma. Asana o Monday son solo unos ejemplos. A través de ellas, el supervisor puede ver como se están desarrollando esas tareas y si hay alguna dificultad. Además, facilitan la comunicación y el trabajo en equipos remotos.

Si antes ya era importante que un líder tuviera la capacidad de gestionar equipos, el trabajo flexible requiere de nuevas soft skills como es la gestión de equipos remotos. En línea con los puntos mencionados anteriormente, una buena cordinación se basa en:

  • Equilibrio entre autonomía y buena comunicación.
  • Evaluar los objetivos, no acciones individuales.
  • Establecer un manual de procedimientos y funcionamiento de determinadas herramientas necesarias para el teletrabajo. Según Linkedin, el 39% de los empleados tiene problemas con la tecnología durante el proceso de adaptación al puesto de trabajo.
  • Preparar breves meetings en remoto de manera periódica para compartir información importante con todo el grupo.

Control en el teletrabajo

Por un lado, en la citada ley de teletrabajo tenemos el artículo 14 que establece el derecho a un registro horario adecuado de conformidad con lo regulado en el artículo 39.4 del Estatuto de los Trabajadores. En este debe constar la jornada pactada, pero sin perjuicio de la flexibilidad horaria acordada en el artículo 13 de la Ley de trabajo a distancia. Es decir, se establece una obligación de pactar una jornada, siempre atendiendo a las necesidades particulares del trabajador remoto.

Esto supone que, la tan esperada ley de teletrabajo favorece el trabajo flexible, pero no modelos basados en la productividad como el trabajo por objetivos.

De esta forma se tiene que acordar una jornada laboral en el acuerdo de teletrabajo, debiendo ser flexible.

Por otro lado, el artículo 22 establece la facultad de control empresarial, siempre respetando el derecho a la intimidad y la dignidad del trabajador. Esta vigilancia no tiene que ser vista como algo negativo, de hecho puede realizarse a través de herramientas de gestión de tareas o con una buena comunicación.

Lo que no debe ocurrir es pasarnos del presentismo al presentismo digital. Esto solo va a generar más estrés en el empleado y la necesidad de estar en línea en todo momento para hacer ver que está trabajando, que poco tiene que ver con productividad.

Nuevas ideas para aplicar el teletrabajo

El teletrabajo no es sinónimo de conciliación, ni de productividad. El estudio publicado en julio de 2021, “Work from home & productivity: evidence from personnel & analytics data on IT professionals”, de Michael Gibbs, Friederike Mengel y Christoph Siemroth; puso de manifiesto que durante el confinamiento se trabajó más pero no de manera más efectiva. Se mantuvieron los niveles de productividad a cambio de hacer más horas. En concreto se estimó que se trabajó un 30% más de la jornada habitual, es decir, más allá del tiempo que queda “libre” por los desplazamientos.

La causa de esto fue en gran medida, el aumento de reuniones innecesarias por Zoom.

A pesar de que el teletrabajo permite un mayor nivel de concentración que la oficina, la productividad cayó más en aquellos que tenían hijos. Con los colegios cerrados, muchos trabajadores remoto tuvieron que estar más atentos a los deberes de los más pequeños.

Si bien este estudio responde a un momento excepcional, al que además hay que sumarle el estrés asociado al confinamiento, nos da la pauta de la importancia de trabajar por objetivos y de mantener una buena comunicación y control de tareas, pero sin excedernos. De lo contrario, estaríamos atentando contra la esencia del teletrabajo y lo haría impracticable.